El ritmo de vida que se ha impuesto en la sociedad actual hace que vivamos siempre a contrarreloj, con la constante sensación de que no tenemos tiempo para cumplir con todas nuestras responsabilidades y obligaciones. La mayoría de las familias hace un verdadero encaje de bolillos con sus ratos libres para poder realizar en ellos tareas como “hacer la compra”, una actividad aparentemente sencilla pero que requiere de tiempo y planificación. Los hay que rellenan su despensa una vez al mes, precisamente por la falta de tiempo para hacerlo con más frecuencia, y los hay que procuran acudir al súper una vez a la semana. En cualquier caso, si hoy en día es posible realizar compras alimenticias a corto-medio plazo es gracias a ese invento que tanto nos ha facilitado la vida: el congelador.
La presencia de congelador en los hogares ha permitido que se puedan conservar productos perecederos durante meses. Pero aunque su uso parezca algo tan sencillo como abrir su puerta, introducir los alimentos y cerrarla, el proceso para congelar alimentos perecederos debe realizarse siguiendo unas pautas que garanticen la calidad y los valores nutricionales de los mismos. Y hoy hemos hablado de ello con nuestros amigos de Astur Higiene, expertos en seguridad alimentaria y en la impartición de cursos de manipulación de alimentos, para que nos cuenten cuáles son las pautas que debemos seguir siempre que queramos congelar pescado fresco. Toma nota porque seguro que hay algún paso que no estabas haciendo.
¿Se pueden congelar todos los pescados?
Pues realmente se pueden congelar todos los pescados, si bien es cierto que los pescados blancos pueden congelarse durante más tiempo (6 meses), mientras que los pescados azules podrán estar congelados menos tiempo (3 meses) debido a que contienen una mayor presencia de grasa que se oxida durante el proceso de congelado.
Aquellos pescados que tienen una textura fina, son planos y están en piezas grandes, son mucho más susceptibles de ser congelados, como es el caso del salmón, el bacalao, la faneca…
Si se trata de pescados salados, como puede ser el bacalao o la caballa, es mejor desalarlos e hidratarlos antes para que cuando llegue la hora de descongelarlos solo nos encontremos con el pescado y no con toda la sal que contenían.
Cómo proceder a congelar pescado.
El mejor método para congelar cualquier alimento perecedero es la ultracongelación, un sistema que permite pasar de 0 a 5ºC en un periodo que suele ser inferior a las dos horas. Pero como lo normal es que nadie en su hogar cuente con tecnología que permita llevar a cabo la ultracongelación, estos son los pasos que debes seguir para congelar pescado en casa:
1.- Asegúrate de que tu congelador tenga al menos 4 estrellas, distintivo que lo cataloga como apto para congelar alimentos.
2.- Si tu congelador tiene 4 estrellas, te aconsejamos que unas 5 horas antes de realizar la compra, subas el termostato a más potencia de frío con el objetivo de que el pescado se congele de una manera mucho más rápida. Una vez lo hayas introducido, espera otras 5 horas para bajarlo a 18ºC – 20ºC, que es la temperatura idónea para conservar los productos congelados.
3.- Comprueba el estado de congelación del pescado a la hora de introducirlo en el congelador para subir el frío si fuera necesario. Recuerda que la congelación es un fenómeno que debe realizarse en el menor tiempo posible para que los alimentos conserven todas las propiedades que tienen cuando están frescos. Cuanto más lento es el proceso de congelación, más cristales se formarán provocando una pérdida de líquidos importante durante el proceso de descongelado y perjudicando la calidad del alimento.
¿Hay que preparar antes el pescado para congelarlo?
Y para terminar, nuestros amigos de Astur Higiene, expertos en seguridad alimentaria en Asturias, nos aconsejan que, antes de congelar pescado, dediques unos minutos a dividirlo en raciones no muy grandes para que después descongeles solo lo que vayas a consumir.
Una vez hayas secado la ración o pieza a congelar, lo ideal es que la guardes en una bolsa de congelado y, si no dispones de ella, lo envuelvas en film transparente y lo cubras posteriormente de papel albal para evitar el contacto directo con el oxígeno.
De esta manera, estarás congelando el pescado con todas las garantías que te permitirán disfrutarlo como si fuera fresco. Eso sí, siempre y cuando lo dejes descongelar en el interior del frigorífico un mínimo de 12 horas antes de proceder a cocinarlo y otro par de ellas en el exterior a temperatura ambiente.