Ir al psicólogo es como empezar el gimnasio: al principio cuesta, luego te acostumbras, y llega un momento en el que te preguntas si ya puedes seguir solo sin desmoronarte. La terapia psicológica no es un compromiso de por vida, sino un proceso con principio y final. Pero, ¿cómo saber cuándo es el momento adecuado para decir «misión cumplida» y cerrar ese capítulo con tu terapeuta sin miedo a que todo se venga abajo?
Por un lado, hay quienes sienten que han alcanzado sus objetivos y que su bienestar mental es estable. Por otro, hay quienes dudan si su progreso es suficiente o si lo están dejando demasiado pronto. Para despejar esas incógnitas, veamos las señales que indican que podrías estar listo para dar el paso y abandonar la terapia psicológica.
Porque no nos engañemos. Del mismo modo que hay muchas razones para ir al psicólogo, también nos podemos encontrar en el caso contrario y tener motivos para dejarla. Casi siempre, porque nuestros objetivos se hayan cumplido.
Señales de que puedes abandonar la terapia psicológica
- Te sientes mejor y lo sabes
No necesitas un diploma que certifique tu éxito terapéutico. Si notas que los problemas que antes te bloqueaban ahora los afrontas con confianza, sin que te generen una crisis existencial, es una gran señal de que la terapia ha hecho su trabajo. - Tus herramientas emocionales están en plena forma
Has aprendido a gestionar la ansiedad, a reconocer tus patrones de pensamiento y a tomar decisiones sin ese impulso irracional que antes te dominaba. En otras palabras, ya no necesitas a tu psicólogo como copiloto en cada curva de la vida. - Tus objetivos terapéuticos están cumplidos
Uno de nuestros motivos para abandonar la terapia psicológica favoritos. Cada proceso empieza con metas: mejorar la autoestima, gestionar mejor el estrés o aprender a poner límites. Si sientes que esas metas se han logrado, quizá sea el momento de cerrar la etapa. - Tu vida ha cambiado y ya no necesitas el mismo apoyo
Tal vez empezaste la terapia en un momento de crisis y ahora tu realidad es otra. Un nuevo trabajo, relaciones más sanas o una rutina equilibrada pueden hacer que sientas que necesitas menos acompañamiento profesional. - Ya no tienes tanto que decir en sesión
Si pasas la mayor parte de la terapia hablando de lo que viste en Netflix en lugar de tratar temas importantes, podría ser una señal de que has exprimido todo el jugo que necesitabas de este proceso.
Eso sí, abandonar la terapia psicológica no significa que nunca más puedas volver. La salud mental es un camino continuo y, si en algún momento sientes que necesitas otro empujón, siempre puedes retomar el proceso. Pero si todo en tu vida indica que estás en un buen momento, quizás ha llegado la hora de despedirte de tu psicólogo con un agradecimiento y un «hasta luego» en lugar de un «adiós definitivo».