El mejor tratamiento para el dolor de cabeza no es genérico, sino que depende del origen y las causas del tipo de dolor. Comprender cómo funciona y qué lo desencadena es fundamental para un manejo eficaz.
Una dieta variada, la práctica de ejercicio y pasar tiempo al aire libre contribuyen a evitar los dolores de cabeza, pero obviamente no son el tratamiento para deshacernos de ellos cuando aparecen.
Por qué se produce y tratamiento para el dolor de cabeza
El dolor de cabeza es el resultado de estímulos periféricos o centrales que activan vías de dolor en el sistema nervioso. En las cefaleas primarias intervienen procesos neuroquímicos y vasculares, las secundarias se relacionan con enfermedades estructurales o metabólicas.
También puede aparecer dolor por factores genéticos, inflamación neurogénica, estrés oxidativo o disfunción mitocondrial.
El dolor de cabeza es común, sí, pero también debilitante, impactando negativamente sobre el bienestar y la calidad de vida. Si es recurrente o severo, conviene consultar con un especialista para realizar un diagnóstico preciso y encontrar el tratamiento adecuado.
Tipos de dolor de cabeza
1.- Migraña
- Se relaciona con la hiperexcitabilidad cortical y la liberación de sustancias inflamatorias alrededor de los vasos sanguíneos cerebrales.
- Pueden desencadenarse por estrés, cambios hormonales, mal sueño o ciertos alimentos.
- La identificamos porque es un dolor pulsátil acompañado de fotofobia, náuseas y vómitos. También puede aparece un aura visual o sensorial antes de que se dé el episodio.
2.- Cefalea en racimos
- Está relacionada con una activación anómala del hipotálamo, generando ciclos de dolor intenso recurrentes.
- Se asocia con cambios en el sueño o con el consumo de alcohol.
- Lo identificamos porque es un dolor unilateral que se localiza alrededor del ojo. Suele acompañarse de congestión nasal, lagrimeo y sudoración facial.
4.- Cefalea tensional
- Es consecuencia de la contracción muscular prolongada en cuello y hombros por estrés, ansiedad o malas posturas.
- Es un dolor bilateral que puede durar minutos o días.
5.- Cefalea secundaria
- Viene derivada de otras condiciones como un traumatismo, una infección, hipertensión intracraneal o tumores.
- Dependiendo de la causa notaremos mayor o menor intensidad. En todos los casos requiere evaluación médica urgente.
Tratamiento para el dolor de cabeza
Los tratamientos pueden ser:
1.- Farmacológicos
- Analgésicos: paracetamol, ibuprofeno, etc.
- Triptanes: para migrañas
- Profilaxis: betabloqueantes, antidepresivos, tricíclicos o anticonvulsivos.
2.- No farmacológicos
- Acupuntura, estimulación magnética transcraneal (TMS), biofeedback.
- Suplementos de magnesio, riboflavina y coenzima Q10.
Siempre que el dolor sea súbito e intenso, esté asociado a otros síntomas neurológicos (debilidad, confusión, visión borrosa) o presente cambios en el patrón habitual, es necesario recibir atención médica.
Reducir su impacto en la calidad de vida es posible siempre que se aborde de manera adecuada. Aunque no existe un único tratamiento para el dolor de cabeza, un buen diagnóstico es clave para encontrar aquellos remedios que mejor lo traten.
¿Se puede prevenir?
Como te decíamos al principio del post, una dieta equilibrada combinada con ejercicio físico y técnicas de reducción del estrés pueden contribuir a prevenir el dolor de cabeza.
Para lograrlo es importante:
- Identificar qué lo desencadena: puedes anotar, a modo de diario, tus cefaleas. De esta forma podrás reconocer los patrones y factores que producen el dolor. Esto será muy útil a la hora de explicarle a tu neurólogo los síntomas.
- Controlar el estrés: meditación, terapia psicológica o yoga son muy recomendables para reducir el estrés y prevenir las cefaleas, especialmente las tensionales.
- Llevar un estilo de vida saludable: dormir correctamente, evitar el consumo de alcohol, seguir una dieta equilibrada que evite alimentos desencadenantes (procesados, chocolate, quesos) y practicar ejercicio de manera regular.
El tratamiento del dolor de cabeza efectivo es aquel que combina unos hábitos de vida saludables con el tratamiento farmacológico adecuado, siempre que sea necesario.